La palabra «Iglesia» proviene del griego «ekklesia», que significa «congregación” o “asamblea». Desde sus raíces lingüísticas, se infiere que la Iglesia no es simplemente un edificio o una institución, sino una comunidad de creyentes llamados por Dios para formar parte de su familia espiritual. En el Nuevo Testamento, encontramos referencias claras sobre la Iglesia como el cuerpo de Cristo. donde cada miembro desempeña un papel vital en su funcionamiento y propósito en la tierra. Efesios 1:22-23 “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cuál es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”
La Iglesia, según la Biblia, es un organismo vivo y dinámico,
no solo una organización estática. Es el cuerpo de Cristo en el mundo, llamado
a reflejar su amor, gracia y verdad a través de sus acciones y testimonio. 1 corintios
12:27 “Vosotros, pues, sois
el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”. Este
entendimiento trasciende las estructuras humanas y enfatiza la relación íntima
que los creyentes tienen con Dios y entre sí como parte de la comunidad de fe
en todo el mundo.
La base del crecimiento de la iglesia como un solo cuerpo
global o universal está arraigada en la Gran Comisión, donde Jesús instruyó a
Sus discípulos: Mateo 28:19-20. "Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado"
Esta directiva subraya la importancia de la evangelización y el discipulado
como componentes centrales del crecimiento de la iglesia.
Para formar la iglesia universal es decir en todo el mundo Jesucristo
utiliza cualquier circunstancia. Hechos 11: 19 “Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de
la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y
Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.”
El propósito de quienes compartían la palabra era hablarles
solo a los judíos, pero el plan de Cristo era diferente, la iglesia debía ser
universal. V 20 “Pero
había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando
entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio
del Señor Jesús.”
El crecimiento universal lo da Jesucristo. V 21 “Y la mano del Señor estaba con
ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.” El crecimiento no
depende de estrategias humanas o de cursos de plantación de iglesias.
El crecimiento local también depende de Cristo, aunque el
trabajo se lo debe hacer en equipo. V 22 “Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia
que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.”
El trabajo local es importante
para el crecimiento universal, el problema está cuando los lideres locales
quieren ser más reconocidos que Jesucristo o tienen intereses personales. V 26 “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha
gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.”
El mandato de Jesucristo es que se de a conocer el evangelio en todo el mundo, las iglesias locales o denominaciones deberían ser apoyo unas a otras para el crecimiento de la iglesia universal sin importar donde se congreguen los nuevos creyentes. A las denominaciones cristianas debería importarnos más la salvación de los creyentes, que llenar solo espacios físicos.

